Sobre ratas y predicciones

"¡Qué emoción, tenemos una bruja en la familia!"

El otro día, cuando por fin conseguí pasar un tiempo en casa de mi padre, la noticia que corría por la casa era que  ¡oh sorpresa, quizá habían ratas en la terraza! Ratas.

Ya nos ha pasado alguna vez, pero no RATAS en mayúscula. Solían ser los típicos ratoncillos asustados de campo, pequeñitos como hámsters, que a veces se colaban dentro. Y, como buenos habitantes, sabíamos lo que hacer (más bien, mi padre sabía lo que hacer): desperdigó por la casa (y la terraza) unos cepos, de esos con agujeros pequeñitos en los que la ratita se mete, va a morder un poco de queso y ¡BAM! muere.

Ya nos las prometíamos felices al ver que ninguna de ellas caía en las trampas. "Entonces puede ser que no hayan ratas" le dije a mi padre antes de irme. Eso, y que por Merlín, dejara el baño aseado, que lo mío me había costado limpiarlo.

En fin, que hoy... anoche, soñé con que una rata negra del tamaño de un gatito pequeño entraba corriendo en mi habitación. Me he despertado asqueada, pero no le he dado mucha importancia. ¿Por qué yo, que nunca me acuerdo de los sueños, tengo que recordar los más asquerosos?

Más tarde, me ha llamado mi padre.

Ha encontrado una rata... del tamaño de un gatito... muerta en el desagüe de la terraza. Oh.

Para acortar la historia, va a ir a hablar con el ayuntamiento para que miren a ver qué hacen, porque ese pedazo de alien no puede haber sido creado en casa, sino en las alcantarillas. Guarradas las justas.

Pero lo que me preocupa aquí es... ¿seré la nueva bruja Lola? No es la primera vez que me pasa... eso de soñar algo y que luego se cumpla.

Ahora sólo me queda esperar que mis sueños húmedos con chulazos buenorros se cumplan también.